La combinación del EV con el entrenamiento tradicional de fuerza ha dado resultados muy prometedores. En tan sólo 3 semanas de entrenamiento realizando curl de bíceps combinado con vibración, al 80-100 % de 1 repetición máxima, se registraron mejoras del 49,8 % en el test de 1 repetición máxima, frente a mejoras del 16 % obtenidas al realizar sólo entrenamiento tradicional. En la misma línea, 5 semanas realizando sentadillas a una intensidad de 6-10 repeticiones máximas sobre plataforma vibratoria produjeron mejoras significativas en el test de 1 repetición máxima (32,4 %) y en la altura del salto en contramovimiento (9,1 %), frente a un aumento también significativo pero menor de 1 repetición máxima (24,2 %) y ningún cambio en el salto en contramovimiento en otro grupo que entrenó exactamente igual pero sin estímulo vibratorio. La combinación de ambas formas de entrenamiento, tradicional y vibratoria, puede ser la estrategia ideal para el desarrollo de la fuerza y la potencia muscular.
Como en todo tipo de entrenamiento, en el EV también se produce una adaptación progresiva a las cargas de entrenamiento. Cochrane indicó que la primera sesión de EV causó en sus sujetos un nivel de incomodidad significativamente mayor que el resto. En nuestros estudios (EFFECTS-262) se observó un descenso significativo de la RPE de un 25 % al progresar dentro de un programa de 4 semanas.
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